sábado, 8 de octubre de 2011

"Infusiones de luz y Amor", de Rudolf Steiner

Lo que siempre podemos hacer, en el caso de enfermedad y de aflicción, para nosotros mismos o también para otras personas que lo necesitan, es, enviar luz y amor, ya sea a través de pensamientos que enviamos, o, directamente mediante la mano. Cada organismo viviente esta rodeado por una luminosidad. El organismo se nutre de esa luz. Las personas enfermas tienen agujeros en este organismo-luz y podemos llenarlos, al extender amorosamente nuestra mano con el fluir de esa luz, llevándola al aura del enfermo. Esa luz puede fluir de nuestra aura al aura del otro ser humano, sin el contacto directo. Nosotros mismos sentiremos el fluir a través de nuestra mano, cuando realmente logramos amar al otro ser. Del mismo modo, como ninguna planta puede crecer sin la luz, como sin el calor del sol no puede producirse movimiento alguno, así, toda curación se genera a partir del tejer sabio del organismo de la luz, dentro del amoroso fluir del calor. Una vez colmada el aura, el fluir decrece y podemos apartar la mano. Todo lo que sucede dentro del organismo humano, es guiado por calor y luz, por espíritu y alma. Tales infusiones de luz y calor pueden aportar alivio inmediato en el caso de dolencias localizadas y hasta pueden conformar el cambio hacia la recuperación. Esto es valedero sobre todo en el caso de cáncer de pulmón, donde hacia las células debe fluir amor, luz y calor, para que puedan diferenciar las células normales.

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